jueves, 4 de marzo de 2010

2. ¿CUÁNDO SE TRANSFORMÓ EN OBJETO DE CULTO Y PEREGRINACIÓN?

Historia del culto al sepulcro de Santiago en Compostela
Empezaremos diciendo que el culto a Santiago no es el punto básico en la cristianización gallega y tampoco en la española. Para poder estudiar la historia de la cristianización española hay que dejar al margen la supuesta predicación del Apóstol Santiago, que de ser cierta, sería más bien una visita mostrando las ideas de la nueva religión que estaba a nacer, pero que no cuajaron o no llegaron a cuajar con el tiempo.
Podemos decir que hay tres tradiciones que relacionan al Apóstol y la Península:
· La primera que menciona la predicación en la península es en el libro De vita et obitu sanctorum utriusqueTestamenti, atribuida a San Isidoro de Sevilla (560?-636), aunque no con suficiente fundamento. A esto hay que añadir que otras menciones mejor documentadas, se remontan al siglo VIII.
· La segunda, más tardía, es la aparición de la Virgen a Santiago en Zaragoza, el donde está la basílica del Pilar.
· La tercera es la de su sepultura en Compostela, que según esta tradición, Teodomiro, obispo de Iria halló milagrosamente el sepulcro del Apóstol donde está ahora la Ciudad de Santiago, que en aquella era un monte. Los testimonios que confirman que esta tradición había sido aceptada se documentan hacia la primera mitad del siglo IX.
Lo que es cierto es que a partir del siglo IX este “descubrimiento” fue un factor claro para la consolidación de la cristianización del Norte de España, ya que el sur era dominado por los pueblos islámicos y también sirve para hacer frente a estos pueblos y es por ello por lo que tras el siglo X ya todo el Norte Peninsular queda bajo el dominio de esta religión. También podemos decir que la dedicación de Iglesias a Santiago hasta el siglo IX es insignificante.
Por los testimonios que nos han llegado podemos decir que bajo la época romana y sueva se desconoce por completo la idea del sepulcro de Santiago y también su posible predicación. Más tarde, ya en la época visigoda sólo aparece un posible culto local a Santiago en Mérida bajo unas reliquias con el nombre de Sacti Iacobi, de las que sería su dueño Santiago El Mayor, pero es solo suposición.
Debemos de tener claro que el hecho de la “invención” del culto de Santiago en el primer tercio del siglo IX no se puede estudiar fuera del marco político-religioso del reino asturiano, aquí se deben de fijar las bases que condicionaron el culto a Santiago en la Compostela y que serían:
En el año 829 se produce la “invención” del sepulcro del Apóstol Santiago, época en la que se crean y se restauran muchas iglesias en todo el reino y empieza a convertirse en un santuario nacional y caso único en occidente, a excepción de Roma, en el que la sede es una sede de tradición apostólica. También en esta época surge un proceso de formación de una devoción a Santiago, necesaria para el arraigo de esa devoción. De esta época son santos como el monje Santo Toribio de La Liébana en sus Comentarios al Apocalipsis difunde una idea favorable a la predicación del apóstol y mismo su trasladación de los restos a Compostela. A partir de esta fecha, pocos años más tarde, el arzobispado de Iria-Flavia se traslada a Santiago de Compostela, que poco a poco empieza a consolidarse como gran pueblo y luego como ciudad más importante de la zona.
El tema del culto a Santiago podemos decir que empieza en los reyes de Asturias, que además de participar en la “invención” del sepulcro jacobeo erigen por la zona templos con advocación a la tumba de Santiago Apóstol y se establecen 2 órdenes monásticas en ese lugar para la protección de la nueva catedral, categoría que llega desempeñar, aunque siempre vinculada a la de Iria. Pronto fue adquiriendo importancia y así pasó a convertirse en una baza que el rey tenía de dominio ya que los obispos que en ella oficiaban eran elegidos por la corte. Esta conversión del templo de Santiago en un santuario nacional es un objetivo que los reyes astures tienen para sus donaciones, que eran referencia al hecho de que eran lugares de acogida de los visitantes pobres y de los peregrinos. Además, otro punto que ayuda a dar más importancia en esta época al culto a Santiago Apóstol es que los reyes lo solicitan para la reminiscencia de las culpas y la consecución de la salvación eterna.
Al poco tiempo el culto a la tumba del Apóstol empieza a ir más allá de los Pirineos cuando Carlomagno hace suya la lucha contra el adopcionismo para salvar la pureza del cristianismo frente al Islam, que estaba cerca. Esto lo podemos constatar diciendo que tenemos una carta del rey Alfonso III en el año 906 en que da respuesta al clero de Tours en que era nombrada la importancia de la tumba jacobea. Con esto no debemos de caer en pensar que ya había la importancia de las peregrinaciones, porque esto empieza en el siglo XI y que con la seguridad política y económica se pueden permitir el complejo movimiento peregrinatorio. Así en el siglo XI se extiende la costumbre de la peregrinación a Compostela impulsada por Sancho El Mayor, al paso que se impulsa la peregrinación en el Sur de Francia. En el siglo XII la peregrinación vuelve a estar al alza debido a la paz reinante en Castilla y León y que garantiza la seguridad de los caminos; esto da como consecuencia el gran desarrollo de la época que está impulsado por los intercambio comerciales y culturales.
En el siglo XIII el culto jacobeo sufre unas grandiosas transformaciones para bien del culto, impulsado por dos factores: el primero es la universalización de Compostela como centro de peregrinación cristiano comparable a Jerusalén y a Roma, el segundo es que el primer arzobispo compostelano, Diego Gelmírez, aprovecha el auge del culto jacobeo para impulsar una política de exaltación de la Iglesia de Santiago y que la propone a la curia pontificia, la casa central de Cluny y a la corte del rey de Castilla y León, que esta iglesia particular debía exceder, por su importancia, a las demás iglesia de los reinos hispánicos; con esta importancia podía tomar parte en los botines y rentas que se consiguen de los nuevos territorios que se van conquistando a los musulmanes. Aquí se sitúan en este período las ideas de un Santiago de condición de guerrero cristiano, que dirige personalmente la acción bélica en el campo de la batalla; esto hay que añadir que contaba con el apoyo ideológico de la reforma gregoriana que presionaba para la introducción de los ideales de las cruzadas en la guerra de reconquista. Esta idea del Apóstol Santiago bélico se consolida en los siglos XIII al XV, que es a medida en que se lucha en la reconquista contra los musulmanes y se va tiñendo cada vez más con tonos cercanos al fanatismo religioso y que no era conocido en los primeros siglos de la reconquista.



Teorías del origen del culto jacobeo
· LA TEORÍA DEL APOCALIPSIS
La teoría con mayor fundamento histórico, aunque con una buena carga de conjeturas y bastante discutible en ciertas aseveraciones, es la difundida por Claudio Sánchez Albornoz en torno a la difusión del Apocalipsis como libro imprescindible para comprender la Edad Media española. En efecto, el último libro de la Biblia, escrito por San Juan en términos oscuros y simbólicos, proclamaba la segunda venida de Cristo al mundo para proclamar el triunfo del pueblo cristiano y el castigo de aquellos que le persiguen y hacen sufrir. Es un texto de resistencia y esperanza en la victoria final, redactado para infundir valor a los que sufrían las persecuciones romanas y judías de los primeros tiempos, pero que se podía extrapolar perfectamente a la España de los siglos VIII y IX, en la que existía la impresión de estar purgando los pecados cometidos por los herejes durante la dominación visigoda. Esta sensación de culpabilidad de los hispano-godos, que se refleja en la historiografía oficial ovetense del s. IX, habría provocado el castigo de Dios en forma de vendaval musulmán, al que sólo podría poner fin la misericordia divina. Santiago permitió dotar a los cristianos de una importante fuerza moral y contribuyó a mantener el contacto con el resto de Europa.
En resumen, la amplia difusión del Apocalipsis, como libro de la salvación del pueblo cristiano castigado, hace que la noticia de la predicación de Santiago en España consiga gran fuerza a través del texto de Beato. Y las imágenes de éste contribuyeron a forjar la leyenda de un jinete celestial, al que desde muy pronto se encomendaron los cristianos, en coincidencia con un momento de expansión territorial, confirmando así el patronazgo divino. Ese culto se convirtió en una poderosa fuerza galvanizadora de la resistencia cristiana del s. IX al XII y vínculo de enlace con Europa ente el s. X y el XIII.
· LAS RELIQUIAS DE MÉRIDA
Esta teoría fue establecida por fray Justo Pérez de Urbel a mediados del siglo XX basándose en el descubrimiento en Mérida de una lápida de mármol de la primera mitad del s. VII. En ella se dedicaba la construcción de una iglesia a la Virgen María, haciendo alusión a las reliquias que en ella se guardaban: restos de la cruz de Jesús, S. Juan Bautista, varios apóstoles y mártires, y, naturalmente, Jacobo Zebedeo (Santiago).
· PRISCILIANO
Para algunos autores, la leyenda jacobea no es más que el recordatorio de una decapitación real, ocurrida tras una persecución real, seguida por el traslado de un cadáver auténtico por un grupo de discípulos y del enterramiento de un personaje venerado. Sin embargo, difieren del nombre del mártir enterrado en Compostela: no sería Jacobo Zebedeo, sino el hereje Prisciliano.
· LOS DIÓSCUROS
Hace aproximadamente medio siglo, el profesor Américo Castro expuso una teoría complicada y difícilmente comprobable, que ha sido muy discutida desde entonces y actualmente se encuentra un tanto relegada. De acuerdo con esta tesis, Santiago habría sido el motor fundamental de la Reconquista y el elemento básico para formar el espíritu nacional español. Y ello es así gracias a la necesidad de los cristianos de contar con un anti-Mahoma al que invocar en los enfrentamientos con los musulmanes. Gracias a ese aliado celestial, la España cristiana del s. IX pudo subsistir frente a los envites de sus enemigos del Sur y sus "amigos" del Norte, dando como resultado un espíritu guerrero, señorial y quijotesco muy propiamente español: enemigo del trabajo, el estudio y la investigación; aficionado a la honra y las apariencias.
· LA TESIS ESOTÉRICA
El culto a Santiago y su peregrinación sería una vía dolorosa para reforzar la voluntad y alcanzar perfección interior. Es muy discutible y parece recoger retazos de leyendas y topónimos muy diversos, hasta conseguir una cierta coherencia (bastante reducida en este esquemático resumen), aunque de casi nula base científica.



Iconografía en torno al culto al Apóstol
Otro punto interesante es la representación iconográfica de Santiago El Mayor, que ha dado lugar a tres tipos iconográficos:
· El apóstol: se trata de las advocaciones más antiguas, donde aparece vestido con una larga túnica y sosteniendo el Nuevo Testamento en al mano derecha. Esta iconografía la podemos ver en la Catedral de Saint-Sernin de Toulouse y en el pórtico de la Catedral de Santiago de Compostela.
· El peregrino: esta nueva iconografía es consecuencia de las peregrinaciones a Compostela a partir del siglo XII y se representó a Santiago con el atuendo propio de los peregrinos, es decir, se cubre con un amplio sombrero con veneras incrustadas, se apoya en un bordón y lleva el típico zurrón y la calabaza. Esta nueva iconografía la podemos encontrar en la vieja Catedral de Salamanca y en Montserrat.
· El caballero: después de la batalla de Clavijo, que es la batalla que se libró en el monte Laturce (Logroño) en el año 844, entre las tropas de Ramiro I de Asturias y las de Abderrahmán, emir de Córdoba, en la que salió vencedora la compañía de rey asturiano y que según la tradición, con ayuda del Apóstol Santiago que aparece montado en un caballo blanco y con una bandera blanca en la mano. Vemos entonces que Santiago toma la figura de un caballero cristiano que monta en un caballo blanco y que arremete contra los moros. Esta imagen la podemos ver en Santiago de Betanzos, en la capilla de Santiago de la Catedral de Toledo, en la Catedral de Santiago y en los lienzos de Dalí, Ribalta, Tiépolo, etc.



Conclusión
Como conclusión podemos decir que no podemos saber a ciencia cierta si el que está enterrado en la Catedral de Santiago de Compostela es la persona del que deriva el nombre o si es otro, pero siendo o no el Apóstol no quita eso de que la fe con la que invocamos a ese santo no sea válida. Esté o no enterrado ahí no quita que no podamos ir ahí a pedir su intercesión.
También podemos decir que la historia del culto a Santiago está muy relacionado con la historia general de esta región del Noroeste de la península Ibérica y también la podemos estudiar para conocer la historia de España y casi la de Europa, porque la gente que en ella aparece mucha son grandes figuras que hicieron y marcaron la historia como es el caso de los reyes que potenciaron esto, los papas que intervinieron en este amplio tema y también los arzobispos y canónigos de esta archidiócesis.

No hay comentarios:

Publicar un comentario